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Jesús DMedinaceli

Historia 


   El Cristo de Medinaceli es un Cristo milagroso e histórico. Fue realizado en la primera mitad del siglo XVII, su iconografía es la correspondiente a los Cristos llamados "de la Sentencia". La imagen se realizó para llevarla a la colonia española de Mámora, en el norte de África, Mámora (Marruecos), para culto de los soldados españoles. 


«El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido»
(Lc 19,1-10).

Santísimo Cristo de Medinaceli

Todos pusimos la soga,
todos el nudo le hicimos,
tu, yo, nosotros, vosotros,
todos, atamos a Cristo
al cordón de nuestras faltas,
ambiciones y egoísmos,
de nuestras muchas miserias,
falsedades, fanatismos,
todos tensamos la cuerda
y a sus manos las ceñimos,
sosteniendo la injusticia
y consumando lo indigno.
Tan manso como la brisa,
tan clemente y compasivo
que perdona a quien le mata
y ama a sus enemigos.




Santísimo Cristo Jesús de Medinaceli

El día 30 de abril de 1681, Mámora cayó en manos del Rey Musley Ismael y la imagen del Nazareno fue también capturada y llevada a Mequínez. La historia atestigua cómo la imagen fue arrastrada por las calles de Mequinez en señal de odio contra la religión cristiana.

El Padre de la Orden de la Santísima Trinidad, Fray Pedro de los Ángeles arriesgando su vida y presentándose ante el mismo rey, solicitó el rescate de la imagen como si se tratara de un ser vivo. Tras meses de negociación lograron convencer al rey Muley de que tasara el rescate de la imagen pagando su peso en oro. La leyenda asegura que la balanza se equilibró exactamente cuando se acumularon treinta monedas, con lo que el recuerdo del episodio evangélico en el que Cristo mismo apareció valorado en esas 30 monedas resultaba milagroso. Una y otra vez el resultado siguió siendo el mismo. La imagen, ya rescatada, pasó después a Tetuán, de allí a Ceuta, y por Gibraltar a Sevilla, hasta llegar a Madrid en el verano de 1682.
    
Fresco de la Iglesia de Algorta (Vizcaya) que representa el milagro de la balanza. 

Llega con fama de milagrosa. Ese mismo año se organiza la primera procesión a la que asiste "todo Madrid", pueblo fiel, nobleza y casa real. Desde entonces todos los años, en la gran besapies del primer Viernes de marzo, asiste algún miembro de la Familia Real a rezar al Cristo. Siempre, pero sobre todo los viernes del año, y de forma multitudinaria el primer viernes de marzo, son incontables las personas que acuden a venerar al Cristo de Medinaceli. La Imagen representa el momento en que Pilatos, dirigiéndose al pueblo judío, le dice: "Ecce Homo, he aquí al Hombre". 


En 1974, al Papa Pablo VI le regalaron una reproducción de la imagen, el Papa la besó, y dijo: 


"Que el beso del Papa a esta imagen de N. P. Jesús,
lleve la bendición a cuantos la besan y veneran." 

El beso es manifestación de amor. El beso de los fieles a la imagen de N. P. Jesús no es falsa devoción; es la prueba externa de un amor que llevan muy dentro. Jesús sigue dejándose besar y tocar por los afligidos, por los tristes, por los necesitados: "venid a mí todos los que estéis fatigados y Yo os aliviaré" (Mt,11,28).




NADIE ESTA SOLO, 
NI EN LA ENFERMEDAD, 
NI EN LA MISERIA, 
NI EN EL DESAMPARÓ, 
NI A LAS PUERTA DE LA MUERTE, 
NI EN LOS MOMENTO DE MAYOR SUFRIMIENTO, DESENGAÑO, PENAS, ANGUSTIA...

NADIE ESTA SOLO.

YO ESTARÉ CON VOSOTROS TODOS LOS DÍAS, 
HASTA EL FIN DEL MUNDO.

AMÉN

San Mateo 28, 20...

Andas de Jesús de Medinaceli

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